Diario de vuelo – Llegar
Jericó, 20 de julio 2014
“Hoy me instale en Jericó. Después del almuerzo, Amalia y yo cargamos el carro que Premex me prestó con cobijas, vajilla, cubiertos y hornito, todo el ajuar que le hacia falta a la casa que alquilé. Ayer había traído todo de Medellín: mi equipo, el computador, cámaras, etc… Estoy feliz y aunque no sé lo que esta aventura me depara, siento que estoy donde debo estar”.
París, 11 de julio 2016
Inspirada por la valentía y la generosidad de los personajes del film en abrir sus espacios íntimos y compartir sus historias, tengo la osadía de compartirles algunos textos que escribí en mis libros de trabajo a lo largo de esta aventura. A estos pequeños escritos los llamaré “Diario de vuelo”.
Me gustan los libros de trabajo grandes y generosos. donde todo cabe: las ideas, los sueños, las listas de quehaceres, los encuentros, la poesía, los accidentes, las etapas técnicas, los mapas mentales, los presupuestos, la lista del mercado, las revelaciones sabias del cotidiano, lo que aprendo de los otros, los desencantos, las maravillas, lo que ya está claro, lo que está a media luz, y lo invisible que todavía se cocina al interior. Frutos que parecen quietos pero que en realidad maduran a un ritmo misterioso.
Uno de los mantras de este trabajo lo leí en un libro de Mathieu Ricard antes de llegar a Jericó: “Rien a Perdre, rien a gagner, tout a donner”, “Nada por perder, nada por ganar, todo para dar” y Doña Chila muy sabiamente dice: “Lo que es, es”. Así los pequeños textos que iré publicando son instantes que tejen este proceso de cocreación con la vida y son la respiración de El infinito vuelo de los días.
Pepe | Jul 13, 2016 at 2:52 am
Sabía inspiración tuya que todos queremos leer.
Cesar Parra | Jul 16, 2016 at 4:11 pm
Hermosa película, sentida, emocional, distinta. Recomendada